viernes, 20 de noviembre de 2009

TÓMALO O DÉJALO

Me quedó pendiente algo del post anterior...

y me surgió esta mañana y la escuchaba a N decirle a nuestro hijo por teléfono:

- A tu padre ahora lo amo porque volvió a ser la persona de la que me enamoré la primera vez.

Creo que hay que distinguir entre cambiar para ser lo que alguna vez fuiste (eso es posible) y cambiar lo que nunca fuiste (imposible).

Y tambien cambiar una actitud (posible) con cambiar un temperamento o carácter (imposible).

A eso me refería cuando escribía sobre el "debiste haber sido" y la aclaración de mi terapeuta diciéndome "ya lo fuiste". Ahí estaba el secreto de que recuperarla era posible.

Cuando armamos una pareja hacemos un esfuerzo por agradar al otro. No es que estemos vendiendo un personaje. Simplemente le ponemos toda la energía a la relación, controlamos nuestros defectos, somos mas virtuosos porque la relación nos hace mejor personas.

Al menos a mi, el amor me hace ser una mejor persona.

En nosotros impera el deseo de agradarle al otro, de hacer feliz al ser que te acompaña, y eso nos mejora.

Es cierto, hay gente que miente e inventa un ser que finalmente no es, pero no es una regla general.

Eso se vé al poco tiempo, las máscaras se caen cuando surgen los primeros problemas
y al poco tiempo, la pareja se rompe, porque se evidenció la mentira.

Pero lo que nos sucede a la mayoría, es que porque la relación se desgasta, dejamos de hacer el esfuerzo por la pareja, nos “achanchamos".

Todo ese esfuerzo por seducir, por ser mas agradables, mas tolerantes, estar lindo para el otro, por dentro y por fuera, se va apagando, hasta que muere.

Ya está, a "este/a" ya lo enganché, ahora hago la plancha hasta que la muerte nos separe.

La desidia sobre nuestra personalidad va afectando la relación porque perdimos el interes, primero en el o ella (en la pareja) y luego en nosotros.

Es ahí donde se puede cambiar, volver a ser lo que se fué. Ese cambio si es posible, si todavía sigue habiendo amor por el otro.

Por eso cuando hablamos de cambios, tenemos que entender que al otro hay que aceptarlo como lo conocimos, sin pretender cambiarlo, ser incondicional al personaje que nos enamoró alguna vez. Pero no pedirle mas que eso.

Si pedimos cambios es para solicitarle que sea ESE o ESA que nos enamoró y detenete ahí, porque de lo contrario, el pedido ya es un abuso.

Por eso cuando solicitamos un cambio, cuidado, no vaya a ser que nos respondan con un lapidario:

-Tómalo o déjalo.

Y puede que tengan razón.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

SOBRE NOSOTROS

A vos, que decís (como yo decía) que la terapia no te hace falta, te dedico este post.

Por ahí, todavía estas a tiempo.

…..

Como en aquella película de Bruce Willis en que el personaje se descubre a si mismo que esta muerto y comienza a recordar todas las situaciones que le iban indicando ese hecho, pero él no se daba cuenta (ni el espectador) hasta ese preciso momento, así me sentí casi al final de mi primera temporada de terapia.

Hundido en el sillón, mirando la pared blanca como si en ella estuviera proyectando la película de mis últimos años.

Todas las piezas de ese rompecabezas que es el pasado se fueron acomodando, sesión tras sesión, en cada monólogo, en cada respuesta a la terapeuta.

Nunca escribí sobre esas sesiones simplemente porque este blog siempre fue para hacer catarsis y no para contar una historia.

Pero los seguidores sabían de esta terapia por mis respuestas a los comentarios.

Si ahora hay una etiqueta que dice “en terapia” y hay post sobre el tema, es porque ahora creo que una terapia te puede cambiar la vida.

Simplemente se trata de dejar de ser arrogante.

-Ya es tarde para ser lo que debí haber sido. Le dije a la primera psicóloga en mi vida, una madura mujer que supo guiarme por los laberintos de mi mente durante treinta sesiones.

-No digas eso, Carlos. Primero porque lo fuiste. Y segundo porque nunca es demasiado tarde mientras se esta con vida. Y los dos están con vida. Lo importante es que reconociste tus errores. Ahora ella ama a otro. Pero nunca se sabe. Ahora solo te resta aprender a vivir sin ella o a vivir esperándola. Y después de seis meses de tenerte como paciente, sé que no vas a esperarla.

Fue en esa sesión que me dí finalmente cuenta que el dejado (en el caso de mi pareja, yo) puede ser antes un dejador, sin haber dejado físicamente.

¿Porque me dejó N?

¿Qué fue lo que impulsó a N a la infidelidad?

¿que buscaba N en otros hombres?

¿Sexo o diálogo?

Los hombres menospreciamos el diálogo con la mujer. Vemos al diálogo como una herramienta esencial de seducción. Cuando se trata de cazar, el chamuyo nos hace expertos de la lengua. Pero conseguido el objetivo, vamos mutando con el paso de los años en cavernarios silenciosos. Nos ponemos silenciosos por rencor.

Y es ahí donde nos cavamos nuestra propia fosa.

Seguro que tenemos motivos para eso. Al menos en mi caso, las excusas sobraban. Cada rencor era como una palada de tierra que sepultaba mi comunicación íntima con N.

Mi silencio era mi venganza. No escucharla era otra metodología que parecía acertada en su momento. Los episodios eran aislados. Pero como la canilla que pierde una sola gota en la noche, con el paso de los años, en algún momento te inunda.

Quiero decir que había diálogos sobre muchos temas: los hijos, la casa, los proyectos, los familiares, los amigos, los temas en común que compartíamos, eso iba disimulando lo que nos iba pasando en realidad.

No hablábamos sobre como nos sentíamos.

Lo intentamos mil veces, pero cada intento de diálogo se cortaba porque derivaba en discusiones violentas, entonces nos deteníamos.

En terapia descubrí esos parates eran por miedo.

Las terribles discusiones de mis padres en mi niñez de una violencia verbal extrema, me llevaron a guardarme cosas, para que mis hijos no sufrieran lo mismo.

Lo mismo le pasó a N.

Hasta que todo se desmoronó.

Algo aprendimos con N.

Hoy no paramos de hablar sobre nosotros, sobre lo que vivimos, sobre como nos sentimos, horas y horas como si se tratara de ponernos al día.

Fue por escucharnos, que volvimos a estar juntos.

Fue por chamuyo, que volvemos a amarnos.

Nunca es demasiado tarde para ser lo que debimos haber sido

lunes, 16 de noviembre de 2009

TE ESTAN MIRANDO

A mucha gente le pasa.
A mi también.
Te detecto.
O si lo preferís, te descubro.
Es lo mismo.
El asunto es que si me estas mirando sin que yo lo sepa, levanto la vista, como si fuera un sexto sentido con el que nací, y te agarro in fraganti.
Me pasó toda la vida.
No puedo explicarlo como surge.
No es que sienta una picazón en la nuca, ni nada parecido.
Simplemente mis ojos se elevan como un acto reflejo buscando al que me mira.
Puede ser a mi espalda, igual lo siento y me doy vuelta automáticamente.
Me ha pasado en una multitud, incluso.

Cuando me pasó estando en Buenos Aires, con millones de cabezas indiferentes, ahí corroboré que indudablemente yo nací con esto y que probablemente me salvó de mas de un punguista.

Así conocí a N, por ejemplo, allá por 1983.
Ella estaba en la otra punta de la pista de baile. Un millar de cabezas entre nosotros, humo, luces de colores, pero igual la ví. La ventaja de ser alto. Igual te puedo ver.

Me estaba mirando y la descubrí.
Así que cuando crucé toda la pista de baile, atravesando el laberinto de cuerpos sudorosos, llegar hasta ella no fue ningún riesgo (o si se prefiere, era mínimo) porque ya sabía lo que esa mirada me quería decir.

Hoy me sigue pasando.
Y estar con varias fotos en la vidriera de Match.com durante un año, incrementó eso.

En el interior, en ciudades como en la que vivo con solo 300 mil habitantes, es natural cruzarte por la calle o encontrarte en un consultorio, o el super mercado con gente que reconocés de las fotos que viste en alguno de los tantos sitios web de citas.

Claro que los que ponemos fotos tenemos una gran desventaja. Hay una inmensa mayoría que te observa en la PC y lee tu perfil y que nunca vos vas a reconocer, porque son los que no ponen fotos. Entonces es común, ser más reconocido que ser un reconocedor.

Entonces las mirás o te miran. No es porque sos lindo o linda, simplemente te reconocen.

Eso le explicaba a N mientras íbamos caminando por la calle, tomados de la mano, en los primeros días de nuestras salidas juntos, y ella se sorprendía de las mujeres que me miran.

-Las mujeres somos unas guachas. Cuando el hombre está en pareja, más lo miramos.
Me decía ella.

El asunto es que N, cuando detecta que alguna me miró, necesita marcar la propiedad.
Siempre fue así. Desde novios. Yo la catalogaría como una “celosa moderada”.
Pero como el perrito que va a orinar en el árbol, ella le hace ver a la que miró que el fulano tiene dueña.

Si es en la calle, se agarra más fuerte del brazo, o me besa en la boca. Si es en un lugar cerrado, se pone peor:
Me dice un piropo delante de toda la gente (algo que me da mucha vergüenza) antes de besarme. En eso N no ha cambiado. No es que me moleste, solo me incomoda y es algo a lo que me desacostumbré estando solo, y ahora vuelve.

Y aprovechando que tantas mujeres me leen, les pregunto:
¿Cómo reaccionan uds. cuando otra mujer está mirando a su pareja?

jueves, 12 de noviembre de 2009

AMOR PARIDO

Domingo 8 de noviembre.

Todo parece nuevo. Distinto.

“Es porque extrapolaron la relación y la vieron desde otro lugar” me dijo el PSI.

N es la misma y a su vez, no lo es. Tiene cosas distintas y ella dice lo mismo de mi.

Es como un estado ideal porque es como volverse a enamorar pero sin idealizar.

Yo era de los que afirmaban que “nadie cambia”. Ahora aprendí que el dolor te cambia.

Salvo que seas un jodido irrecuperable, te cambia.

Es como dice el tango “primero hay que sufrir para saber amar”, y tanto N como yo jamás habíamos sufrido en nuestra historia.

Este amor es distinto, porque a este lo parimos juntos.

Cada uno sabe cuales fueron los errores que cometió y que promete no repetir ni volver a tolerar en el otro. Ese es el desafío.

Hasta mi casa me resulta extraña. Es como si los seis años que pasé en ella resultaran muy lejanos. Despierto en un sommier nuevo y duro, que N compró cuando inició su relación con G. Extraño mi almohada y el “hundimiento” suave de mi sommier.

Lo único que me resulta familiar, es el hocico frío y húmedo de C, nuestro pastor alemán que me lo entierra en mis costillas buscando las caricias de la mañana. El perro apoya el maxilar en el colchón y baja las orejas mientras lo acaricio. Del otro lado, N se acurruca un poco más en mi axila izquierda para apoyar su cabeza en mi pecho.

Hemos pasado 8 noches consecutivas juntos. N no quiere separarse de mi.

Primero iban a ser las noches del fin de semana. Luego que “solo otra noche mas”. Luego “no te vayas que te extraño”.

Las caricias que parecían prolongarse hasta el amanecer, las pieles pegadas por el sudor, los diálogos nocturnos tratando de ganarle al sueño, todo lo que deseaba recuperar se me concedió y esos ratos que parecían prestados ahora transformaron la esperanza en promesa.

Y así fueron pasando las noches.

Comencé a extrañar mi departamento, mi cama, mi soledad, mi espacio.
El sábado a la noche arreglamos parte de eso, durmiendo en lo que ahora denominamos “la sucursal”, o sea mi departamento. Cambiar de ambiente, me oxigenó un poco.

Esa mañana del domingo le dije a N:
- Necesito extrañarte.
-¿Te estás aburriendo de mi? Me preguntó mirándome con cara de preocupada.
Le estoy siendo sincero, me encanta estar con ella, pero aprendí que el no extrañarnos nunca, el nunca estar separados, fue un error en el pasado.
-Para nada. Pero por el bien de los dos, necesitamos extrañarnos. No reconstruyamos la rutina.
-Ya lo sé, me estoy haciendo la gansa.
-Esta noche volvamos a dormir solos.
Ese domingo pactamos estar solos dos o tres veces por semana.
Y esa noche me estiré en mi cama vacía, volví a sentir el frío de las sábanas, y a dormir en “X” con toda la cama para mí.
Me doy cuenta que hoy, los ratos prestados se han invertido.
Que bueno.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

EN OBLOGO

Hace unos pocos días los editores de OBLOGO me pidieron autorización para publicar el post "TARDE DE PERROS" en el papel.

Hoy veo que aparece en las páginas 12 y 13 del último número (el 24).

Gracias a quien/es hayan recomendado el post y mi agradecimiento a la gente de oblogo.


http://oblogo.com/attachments/Oblogo024.pdf

lunes, 9 de noviembre de 2009

EL DIBUJITO

Media hora antes de lo narrado en el post anterior...

El PSI me observò directamente a los ojos.
El viejo tiene una mirada que transmite la paz y serenidad que parece reservada a los ancianos sabios.
-Dèjeme explicarle porque volvì con mi mujer...
Y comienzo a improvisar. Hablo y no paro. Me escucho a mi mismo justificarme. El PSI no me interrumpe. Me escucha atentamente. Hace algunas anotaciones.
Creo que hablo por unos veinte minutos.
Entonces me detengo y acaricio a la gata que esta durmiendo en el escritorio, justo frente a mi. Al lado de la gata, hay un muñequito de felpa que tiene la forma de un perrito.
El PSI me vè que es lo que estoy mirando y me dice:
-Ese "amiguito" se lo regalò una paciente. Por suerte parece que se llevan bien.
Sonrio ante la ocurrencia del doctor y veo que lee sus anotaciones y me pregunta:
- ¿Sebastiàn fue un hijo deseado?
-Mucho, a N le costò quedar embarazada. Fue un año y medio de busqueda.
Mientras escribe, me hace una seña con la mano para interrumpirme que denota un "es suficiente, no siga" o "eso no es lo que estoy preguntando". Así que me detengo.
-¿Y la nena?
-Tambièn, se llevan 4 años de diferencia, fue deseada, ninguno de los dos fue un accidente.
Anota algo en el papel.
-Le voy a hacer un dibujito.
Hace un dibujo en un papel. Un dibujo muy simple, con palotes dibuja un hombre encima de lo que parece ser una mujer. Ahora le hace a ella unos pelos largos que no dejan lugar a dudas, los palotes de abajo representan una mujer.
-Esta es una pareja fifando. Me dice y veo que en el dibujo estàn en la pose del misionero.
Luego al lado dibuja otra pareja con palotes y dice:
-Esta es otra pareja fifando. Y veo que la pareja estàn en la pose del perrito.
Me observa y me pregunta:
-¿A ud que pose le gusta màs?
-Si es con mi mujer, me gusta esta. Y le señalo la pose del misionero.
-¿Porquè esa?
-Porque me gusta que nos miremos a los ojos cuando lo hacemos y mucho mas cuando tenemos el orgasmo.
-¿Y con las otras mujeres?
-Con las otras mujeres me gusta mas la pose del perrito. Porque me cuesta mucho mas tener el orgasmo.
- ¿Con las otras mujeres tarda mas?
- El doble o el triple. Incluso con algunas no he podido acabar.
-El mirarse a los ojos cuando se tiene sexo es lo expresiòn màs acabada del amor.
El maniqueísmo que nos propone el consumismo, de querer separar por la fuerza el alma del cuerpo, fracasa rotundamente aquí, en el instante en el que dos seres se miran a los ojos mientras lo hacen, es en ese instante cuando el garche se transforma en hacer el amor.
Los términos del doctor me causan una sonrisa. No lo imagino usando la palabra "garche" con la paciente del turno posterior. Seguro que no.

Cuando salgo del consultorio, abro la puerta y me veo reflejado en el espejo del pasillo con una sonrisa en el rostro. Pero me encuentro con la mirada triste y desconsolada de la paciente del turno siguiente. Una linda mujer, de unos cuarenta años que tiene unas ojeras sombrías y refleja un dolor que me borran de un cachetazo la sonrisa.
Le digo un "¡Hola!" que resulta más un intento por animarla que un saludo.
Ella intenta sonreir y solo le sale una semi sonrisa forzada contestando con otro Hola.
La misma mirada, la misma semi sonrisa forzada de N cuando le ofrecí volver a intentarlo por última vez.
Me voy por el pasillo pensando que así estaba N hace un mes atrás, como esa mujer,
y hoy esta espléndida, con un brillo en sus ojos.
Al cerrar la puerta del consultorio y encontrarme con el sol radiante de la tarde
que me obliga a colocarme los lentes oscuros, la imagen de de esa mujer me trae un recuerdo de hace unos días, cuando N me dió un beso muy dulce en la boca una mañana
que despertamos juntos y me dijo:

-¡Gracias!...por rescatarme a tiempo.






















































-

viernes, 6 de noviembre de 2009

EL PLAN B

-¿Y ud como se siente hoy?
- Feliz. Pero…..
PSI arquea la ceja donde debiera haber una ceja, porque ahora que lo miro bien el vello de sus cejas es tan fino que apenas es perceptible, mucho menos a la luz de un velador.
-¿Pero? Me pregunta
- Me siento un plan B.
- Los hechos no dicen eso.
- Pero lo concreto es que si G no hubiera terminado con N, ella seguiría con el.
-Ud no puede afirmar eso….me dijo que había detectado problemas en la relación de ellos, me habló de un email robado…donde se leía eso…repasemos desde el principio…Veamos como lo tengo anotado acá.
Busca el papel, se pone los lentes y revisa sus notas.
-Según sus palabras… N lo invita a un asado que se hace en su casa. Un asado organizado por G, pero hecho en su ex casa. Estaban N y amigos nuevos de su ex.
-Si, es correcto. Fue dos semanas antes de que N y G comenzaran la relación. En ese asado G estaba con Carla, su ex novia. Se los veía bien juntos. Hoy pienso que N me invitó para darle celos a G conmigo.
-No. N lo invitó por otra cosa. Pero espere…..(vuelve a mirar las notas) y sigue:
-Esa noche su ex y ud. Tuvieron relaciones. Y según sus palabras su mujer estuvo muy apasionada. Distinta a las otras relaciones que venían teniendo cada tanto.
-Fue muy dulce, como la N de la que me enamoré. Si N me hubiera pedido esa noche que volviera con ella, yo habría accedido. Pero dejó pasar unos días, una semana creo, luego me invitó a tomar un café y ahí me propuso volver.
-Justamente por eso no se lo propuso esa noche. Su mujer necesitaba saber si ud sentía algo mas que química por ella. Se queda pensando y agrega:
- ¿No se da cuenta?. Ella eligió esa noche. Hábilmente los tuvo a los dos en la misma mesa para compararlos. Esa noche su mujer escogió. Por eso lo invitó a Ud. Quería tenerlos a los dos ahí, comparar, estudiarlos a los dos y decidir. Y esa noche
lo eligió a Ud. Lo invitó a quedarse en lugar de invitarlo a G a pasar la noche. Y no le dijo nada esa noche y esperó porque su mujer quería separar el sexo de su decisión. Cuando Ud. Le dijo que no en el café, ella se fue a refugiar con G. Acá tengo anotado otra cosa fundamental….(mira otra vez los papeles) …acá está….hay un llamado telefónico de su señora donde le dice que se siente una puta o algo así. ¿No se dio cuenta que era un llamado de auxilio?. N le estaba dando a ud una última oportunidad con esa llamada, antes de entregarse a G.
Si ud. Fuera el plan B, no le hubiera propuesto volver a casa, ni habría hecho esa llamada desgarradora. Como ud no le dio pelota, ¿que quería que hiciera la pobre chica?, se transformó en la papita del lobo contenedor.
-En ese momento no lo ví así.
-Siempre fue G el plan B. No ud. Y a su vez, N fue el plan B de G, tan así es que apenas vió que Carla volvía a tener interés en él, la despachó a N sin pensarlo. Eso es muy común en las relaciones amorosas, buscarnos alguna relación salvavidas, un clavo que quite otro clavo. Pero como todo parche, se cae.
Asiento con la cabeza mientras pienso que lo que me dice tiene sentido.
-Deje de darle vueltas al asunto y no vea fantasmas donde no los hay. Lo de uds es el triunfo del amor. Si N mejoró a tal punto que parece un milagro, como ud dice, no es solo por 4 sesiones de terapia, es por ud, por el amor que ud le dió en este mes, porque ella es tan bondadosa como ud y cuando dos seres bondadosos se encuentran ocurre ese milagro que llamamos amor. Uds se extraviaron y se volvieron a elegir. Ahora disfrute
eso. Ud le propuso reconstruir desde cero, bueno deje de pensar en G y ponga en práctica lo que ud mismo propuso. Lo veo en dos semanas y hágame caso, no piense en boludeces.

Le hice caso al PSI y esta semana fue como una luna de miel.
Más no se puede pedir.

lunes, 2 de noviembre de 2009

LA ZONA CERO

Ha sido un fin de semana sorprendente.
Hoy mi cabeza trata de ordenar todos los cambios que percibí en N.
Todos los hechos que sucedieron.
Menos mal que solo faltan dos días para ver a mi terapeuta.
¿Lo que me está sucediendo es real?
¿O es otro de esos ratos prestados de una N impredecible?
De esta N que se está enamorando a la N de hace solo una semana atrás, que fue lo que pasó que yo me perdí. Algo que hice. Algo que no hice. Algo que hizo G. No sé.
El asunto es que noviembre comenzó con una N dispuesta a seducirme y a entregarse.
Llegó la hora de recibir y en solo un fin de semana me dio tanto que hoy estoy como aturdido. Y la verdad, hasta asustado.
Todo lo que ha hecho, todo lo que hemos hablado me pareció absolutamente coherente.
Como la propuesta de no volver a revisar el pasado entre nosotros.
Ese es un tema reservado a hablarlo exclusivamente con los terapeutas.
Creo que fue algo que le dije el miércoles pasado, o un día antes, no recuerdo bien.
-Cuando una pareja se termina puede ser por dos causas. Una ruptura o un derrumbamiento. La ruptura no se puede componer, porque pegar algo roto nunca queda igual, la fisura siempre va a estar ahí. Puede ser algo que siga pero se trata de lo mismo que puede volverse a romper por el mismo lugar donde estuvo roto. El caso del derrumbamiento es distinto. Una pareja se derrumba cuando sigue habiendo amor pero los rencores se te vienen encima. Porque nunca los hablaste debidamente. O porque los hablaste y no te escucharon. O porque no hiciste terapia. Por lo que sea. El asunto es que se te caen las torres gemelas. Pero queda el terreno y las bases. La confianza en el otro, el saberse contenido, protegido, escuchado, reconocido en una mirada, en un silencio, seguir encendiéndose con la química que produce el simple roce de la piel, todo eso son indicadores de que el amor sigue estando, sepultado por los escombros del rencor, pero ahí abajo, hay sobrevivientes. ¿Los vamos a abandonar?, o ¿vamos a tratar de salvarlos?.Y no lo digo por los chicos porque ya vimos lo bien que se adaptaron a la situación. Los sobrevivientes somos exclusivamente vos y yo.
N me escucha absorta, no puede apartarme la vista y ni siquiera ha tocado el café.
Le sigo diciendo:
-Yo te propongo una reconstrucción, no pegar algo que se rompió. Partir de cero, limpiar los escombros, dejar el terreno despejado, crear nuestra propia “zona cero”, los dos hemos crecido con estos 15 meses de separación, y hemos cambiado. Nuestra zona cero es partir desde ahí. Bueno ya sabemos que desde ese “ahí” nos gustamos, nos atraemos, nos miramos y queremos irnos a la cama, y que el amor esta a solo un paso, agazapado como un tigre esperando dar el salto.
La que pegó el salto fue N.
Se vino hasta mi silla y me dió el beso mas profundo que recuerdo haber recibido en años.
-Acepto. Me dijo.
El viernes hubo otra sesión de terapia de ella.
Y a partir del sábado comenzaron los cambios.
La espera fue breve.
N comenzó a comportarse como una novia.

El domingo hicimos el amor, y surgió de parte de ella. Fue un mañanero. Ahora no hay vino como excusa. No hubieron reclamos, fue un domingo de estar doce horas en la cama y no querer despegar nuestras pieles. Y fue en mi casa, quiero decir en la que vuelve a ser mi casa.
Fue un fin de semana de tenerla colgado del cuello, o de la mano, o de juegos de manotazos en el supermercado, o de besos en cualquier parte. De comenzar a dejar ropa mía en la casa, de meterme ella galletitas con roquefort en la boca mientras miramos algo, en fin, la suma de cosas que hacen a uno sentirse bien.
Todo parece estar en su lugar.
Las máquinas están limpiando la zona cero y los obreros trabajando.
La reconstrucción ha comenzado.