lunes, 7 de diciembre de 2009

NAUFRAGOS

La gata del psiquiatra me reconoce y al verme llegar se levanta, arquea su cuerpo, se estira y luego pega un salto desde el mueble donde estaba durmiendo hasta el amplio escritorio que pone distancia entre el paciente y el doctor.
-Ud la está mimando demasiado. Me dice el Psi mientras observa como la gata se retuerce de placer mientras le paso el dedo por detrás de las orejas.
Luego agrega:
- Bueno…cuénteme, lo escucho. Y se coloca el audífono en la oreja derecha.
- Han sido dos semanas estupendas. Todo va mejor de lo esperado. Los progresos de N con su terapia son más que notables. No volvió a mencionar a G. Ni la mas mínima referencia, y eso me ayuda a sentirme mas confiado.
El Psi se sonríe y me interrumpe
-Si ud no pudo esperar a que ella hiciera el duelo de esa relación, algún plato roto tenía que pagar. Y se le escapa una risa irónica. Luego pregunta: -¿alguna pelea en estos días?
- Para nada. Desde que comenzó noviembre….ella me mandó un mensaje de texto al celular donde me decía “Octubre fue tuyo, ahora noviembre es mío”. Bueno. Se terminó noviembre y realmente ella cumplió. Me atendió como un rey. Vuelve a ser la mujer de la que me enamoré una vez. Además ya no usa la computadora, hace un mes que no entra al chat que frecuentaba. Esta fumando menos. Desde que está conmigo esta más relajada y los dolores de espalda son esporádicos.
-No hay como hacer el amor para aliviar los dolores de espalda. Me dice y luego me pregunta…
-¿A ud le gusta ser atendido?
-A veces. No me gusta abusar. Tiene que ser algo parejo. Digamos que le dí tanto durante octubre que sentí que me lo merecía. Pero hay gestos que teníamos y están volviendo de a poco.
- ¿por ejemplo?.
-Como estar dormido… o sea, en esa etapa del sueño en que uno cree dormir pero esta consciente de todo. Y que ella entre al dormitorio, me de un beso, me saque los zapatos, luego el pantalón, que me tape, ese es un ejemplo.
-¿Y uno suyo hacia ella?
-La mimo mucho. Cada noche. La abrazo, la acaricio. Le susurro cosas lindas al oído. Recorro su cuerpo con mis dedos. No hacemos el amor todas las noches, pero si hacemos esto que le digo. Y además…la escucho. Respondo a sus preguntas sin evasivas. Y todas las noches antes de dormirme le digo que la amo, que es hermosa, que me gusta cuidarla, todo eso es muy importante también.
-Ahí esta la clave. Es la falta de diálogo lo que destruye todo. Comienza por la pareja. Luego la familia. Primero fue la radio. Luego la TV. Desapareció la sobremesa. El consumismo nos orienta hacia la falta de diálogo. Y los gobiernos encontraron algo mejor que el fútbol como opio. Antes los pobres tenían el consuelo del diálogo. Ahora ni eso. La droga lo reemplazó. Ya ni los indígenas practican el diálogo. Esa ronda frente a la fogata, con los ancianos hablando por las noches, es un símbolo de lo que perdimos. Con las computadoras, los mensajeros y los celulares volvemos a tener una oportunidad, pero lo estamos usando para otra cosa. Una vez más, lo estamos echando a perder.
-Pero es por miedo, creo. O sea, ahora es más fácil estar solo, gracias a eso. Le digo y sigo: -durante mi año de separado siempre tuve a alguien para leer y ser leído. Siempre estuve comunicado. Antes se ponía una carta en una botella y se la tiraba al mar.
Hoy hacemos eso a cada rato y todas las botellas tienen respuesta.
Escribimos emails, chateamos, lo hacemos por catarsis, pero también porque sabemos que siempre hay alguien del otro lado que nos responde. Porque hay muchos náufragos, cada uno en su islita, esperando ser rescatado. Por lo tanto no se dialoga, no por falta de deseo de dialogar. Es por miedo, por sentirnos vulnerables, pero sobre todo porque compramos la mentira que nos vendieron. La mentira del individualismo.
Nos han fomentado el individualismo como tabla de salvación y eso es un fraude.
Es lo que permite a los gobiernos hacer desastres y permanecer en el poder, lo que incrementa las ventas del consumismo, mientras a nosotros nos enferma, nos sirve para justificar nuestro resentimiento y no reconocer nuestros propios errores.
Yo caí en esa trampa durante un año. Hasta que un día me desperté. Y hoy estoy sentado acá con ud, para que me ayude a pegar los platos rotos. ¿Pero sabe que?.
Hoy me siento tan feliz que creo que ya no me quedan pedazos por pegar.
-No se confunda. Me advierte y hace una pausa para decirme:
-Todavía falta.