LOBAS

Volver a transitar por la noche solo, luego de 25 años de ser un un gato Garfield, me hace sentir como el preso que no deja de sorprenderse por como ha cambiado todo durante su encierro. Porque el matrimonio, o si lo prefieren, la convivencia, es como un claustro. Una jaula de dos totalmente voluntaria y frágil, una zona de confort donde resguardamos nuestros cuerpos y almas mientras creemos que nos mantiene a salvo del derrumbe externo. Volver a la calle me llena de sorpresas. Una de ellas es la audacia de las mujeres del siglo 21. Veamos, yo me case en 1985, tenia 23 años y hasta ese punto las mujeres no tenían la osadía, el desparpajo, el control y la manipulación de la noche, como ahora. Es como si la noche se hubiera vuelto un matriarcado donde las amazonas nos hacen blanco de sus flechas. Y digo esto porque si hay algo que tengo claro es que uno lo hace con ellas siempre que ellas hayan decidido primero hacerlo con nosotros. En ese sentido, ellas siempre estan un paso adelante. Vos la viste primero? GIL!!! te la creiste. No nos mandemos la parte. Que nos hagan creer que seducimos nosotros es otra cosa.Para cuando nosotros vamos, ellas ya volvieron.
Hace 25 años uno tenia que dar el primer paso o se moría de hambre. Los cazadores, los lobos, eramos nosotros. Había que practicar estrategias de seducción, aprender frases originales, comprar perfumes caros, ser delicados, caballeros, chispeantes, y a lo mejor con todo eso por ahí tenias suerte y cogías. Hoy la jungla esta pareja, sigue habiendo corderitas pero ahora son solo pieles que disfrazan las lobas del nuevo siglo.
Hoy tenes la opción de dejarlas venir, algo que no me gusta mucho pero tampoco me voy a hacer el histérico. Hoy las mujeres te encaran, o te tocan el culo en la pista de baile, o beben hasta perder el decoro, y si le gustaste te llevan a la cama sin dudarlo. Me encanta esta nueva mujer: independiente, segura, decidida, audaz, espontánea, no entiendo como algunos hombres se sienten menos hombres frente a ellas. Esta nueva mujer me seduce y me hace pensar que vale la pena estar descasado. Al menos por ahora.